martes, 7 de julio de 2009

SOLDATI: DOBLE GATILLO FÁCIL EN LA 36ª

(Esta información la manda el compañero que firma)

El domingo 31 de mayo, alrededor de las 5.00 de la mañana, Lucas, de 15 años, regresaba junto con un grupo de amigos, después del festejo del cumpleaños de 15 de una de sus amigas. Camino a su casa, pasaron por los edificios de la calle Riestra y Lacarra, donde los detuvo personal uniformado de la comisaría 36ª de la PFA, a raíz de un hecho represivo que se estaba suscitando en ese momento. Les ordenaron detenerse y esperar. Fue así que observaron que una persona, perseguida por los policías, intentó refugiarse en una casa vecina y que los efectivos involucrados lo apalearon, luego lo corrieron y finalmente le dispararon.
Todos los chicos presentes estaban ubicados en derredor de esta escena. Al producirse los disparos, notaron que a Lucas le sangraba la pierna. Mientras los pibes pedían ayuda, los policías se fueron por los pasillos sin prestar ayuda ninguna. Un vecino respondió al pedido de auxilio y trasladó a Lucas, ya inconsciente, al hospital Piñeyro. Allí lo operaron de urgencia, extrayéndole un proyectil de su pierna derecha, en la que todavía sigue comprometida una arteria.
Ese mismo día, pero por la tarde, Marcelo, el papá de Lucas, se acercó al lugar donde su hijo había sido baleado, a fin de ubicar personas que pudieran haber presenciado los hechos. Se aproximó personal policial que cumplía tareas de vigilancia en el lugar, siempre perteneciente a la comisaría 36ª. Los numerarios de esa comisaría, ni bien se identificó, le empezaron a propinar empujones, mientras muy agresivamente le gritaban que nada tenía que hacer allí.
Fue entonces cuando un tercer policía, de la misma comisaría, se sumó “conversación”, apartando al papá de Lucas en forma intimidante con el caño de la escopeta que portaba. Para entonces, vecinos del lugar comenzaron a acercarse para ver lo que sucedía., lo que molestó sobremanera a quien portaba la escopeta, que se alejó apenas unos metros, apuntó y disparó dos veces –afortunadamente con cartuchos antitumulto, cargados con postas de goma- sobre el abdomen de Marcelo, causándole varias lesiones. En ambos casos la familia se ha constituido como querellante, patrocinada por CORREPI.
La comisaría 36ª es la misma en cuya puerta fue fusilado Eduardo “Chasqui” Córdoba, integrante del grupo sikuri Sartaniani. La misma que intervino en la Masacre de Pompeya, que culminó con tres muertos y un inocente condenado a 30 años de prisión a partir de una causa armada por el personal policial. La misma cuya brigada tiró al Riachuelo a Ezequiel De Monty. La misma que supo dirigir el comisario Edgardo José Russo, luego de ser ascendido como “premio” al cumplimiento del deber, tras el fusilamiento del trabajador peruano Tomás Llancari Núñez. Una comisaría emblemática, verdadero muestrario concentrado de la habitual criminalidad policial.
EMILIANO GARECAAbogado
"... el olvido, la única fuerza que vuelve nuevo todo lo que toca."

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